Si, como dice el periodista Enric Juliana, “la política es una lucha entre técnicos de iluminación”, es indudable que los focos han estado, estos últimos meses, encendidos a máxima potencia sobre la Comunidad de Madrid, donde a las ocurrencias de su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, se ha sumado la convocatoria anticipada de elecciones. Pero, mientras la atención mediática se ha centrado en la capital y su comunidad autónoma, la gestión responsable, decidida y discreta del Consell de Ximo Puig y el esfuerzo de la sociedad valenciana han dado sus frutos y han conseguido que la Comunitat Valenciana sea, a pesar del centralismo informativo, ejemplo en la gestión del Covid y en los indicadores económicos de la recuperación.

Con una incidencia de 30 contagios por cada 100.000 habitantes, la Comunitat Valenciana es hoy una de las regiones europeas con menores niveles de este indicador. De hecho, encabeza la lista de comunidades con una incidencia acumulada menor desde hace más de dos meses: desde el pasado 14 de marzo, el riesgo de contagio por Covid en nuestro territorio se ha mantenido en nivel bajo, por debajo de los 44 casos por cada 100.000 habitantes, y muy por debajo de la media española. Mientras, la campaña para las elecciones madrileñas relegaba a un segundo plano la realidad epidemiológica de esa comunidad, la segunda con una incidencia mayor, con 196 casos por cada 100.000 habitantes.

Este contraste es una realidad que convierte a la Comunitat Valenciana en un ejemplo de gestión de la pandemia. En primer lugar, en el plano sanitario, ha sido fundamental la combinación de restricciones estrictas y una ciudadanía comprometida y que cumple. Hasta el 22 de mayo, cuando el president Ximo Puig anunció un relajamiento de las restricciones, la hostelería cerraba a las seis de la tarde y los comercios a las ocho, unos horarios muy restrictivos que ayudaron a contener el avance del virus. Además, el rastreo facilitó el mantenimiento de la trazabilidad de los contagios en lo más duro de la pandemia, gracias a la contratación de 2292 personas dedicadas a esta tarea. A estas contrataciones se suman las de 10.000 sanitarios incorporados a la primera línea de la lucha contra el virus.

Los resultados son claros: la Comunitat Valenciana ha sufrido dos olas mientras que comunidades como Madrid han experimentado cuatro, y el refuerzo del sistema sanitario explica que la Comunitat Valenciana tenga solo un 1% de camas ocupadas por Covid frente al 8,5% de Madrid, así como que la ocupación de UCIs sea del 2,9% frente al 33% de Madrid. A día de hoy, la Comunitat Valenciana tiene números equiparables a los de junio y julio de 2020. Además, las altas en el sistema sanitario valenciano siguen superando a los nuevos casos de coronavirus. El sistema de salud comienza a ver relajada la presión asistencial, tanto que, las Unidades de Cuidados Intensivos de algunos hospitales no tienen ya ningún paciente ingresado con Covid-19. Por primera vez en muchos meses, la incidencia acumulada en la Comunitat Valenciana se acerca a 25, lo que supondría pasar directamente al grado de mínima alerta, o, lo que es lo mismo, a la denominada ‘nueva normalidad’.

NI MILAGRO SANITARIO NI MILAGRO ECONÓMICO EN MADRID

También en el plano económico, los indicadores de la Comunitat Valenciana son mejores que los de comunidades como Madrid. Por ejemplo, en el terreno del empleo, el paro creció, entre marzo de 2020 y marzo de 2021, un 21,41% en Madrid frente al 11% de la Comunitat Valenciana. La Encuesta de Población Activa, por su parte, recoge que la tasa de desempleo madrileña creció un 36,24% frente al 15% valenciano en el último trimestre de 2020. 

No solo eso, sino que las previsiones de crecimiento para el año próximo son buenas para la Comunitat Valenciana. El informe del BBVA Research asegura que la Comunitat será la tercera cuyo PIB más crecerá en 2021, un 5,9%. Se trata de una previsión de crecimiento superior al 4,7% madrileño que, además, se encuentra por debajo de la media española. Estas mismas previsiones apuntan a un crecimiento del empleo del 1,7% en 2021 en la Comunitat, siendo la cuarta que más empleo generará, mientras que Madrid será la séptima por la cola y crecerá un 1,5%.

Estas cifras responden al trabajo del Consell de Ximo Puig por ofrecer una respuesta justa y social a los sectores más afectados por la pandemia. La Generalitat, entre 2020 y 2021, habrá puesto en marcha el mayor paquete de ayudas directas a autónomos, empresas y trabajadores de todas las comunidades, por un valor de más de 1.400 millones. Entre las líneas de ayudas, 223 millones de euros en 34 líneas Covid para autónomos o personas afectadas por ERTEs, entre otros, hasta 430 millones del Plan Resistir para los sectores más afectados por las restricciones y 647 millones del Plan Resistir Plus para más de 100 sectores. También en su respuesta económica la Comunitat Valenciana es ejemplo en España: mientras ponía en marcha el plan de ayudas más ambicioso de todo el país, la Comunidad de Madrid no destinaba ni un solo euro a la hostelería.

¿Cuál es, entonces, la receta valenciana? A pesar de que las miradas estaban puestas mayoritariamente en los comicios madrileños, medios como Infolibre destacan “la gestión del covid ‘a la valenciana’ frente a Madrid: dos olas en vez de cuatro y la mitad de aumento del paro en 2020”, y otros, como 20 Minutos, hablan de “la autonomía ‘milagro’ frente a la covid”. Como se afirma en La Vanguardia, la Comunitat Valenciana “lidera en España y en Europa los mejores datos de la pandemia”.

Pero no se trata de un “milagro”, sino de gestión. O, como recoge la prensa, de “una mezcla de gestión y esfuerzo colectivo”. “Destacan una gestión que se ha demostrado eficaz y una colaboración ciudadana y una disciplina social que hay que reconocer como admirable y que se aleja de los tópicos del Levante Feliz tramposo y despreocupado”, recoge el diario Público. Frente a otras épocas, en la que la Comunitat Valenciana ha sido ejemplo de despilfarro, corrupción y nula gestión, el esfuerzo compartido del Consell y la sociedad valenciana ha puesto a esta tierra en el mapa, pero no en el de la hipoteca reputacional en el que la situó el PP, sino en el de la responsabilidad y la contención de la pandemia.